martes, 8 de mayo de 2007

Flores


Me quedé dormida. Comencé a soñar con un lugar totalmente solitario. Estaba lleno de árboles y montañas. Practiqué la subida con emoción. El sol me quemaba las pisadas, pero todo era bello. Me agaché para respirar del pasto y descubrí el color que sus frutos despedían. Junté flores y las agrupé según las sensaciones que me provocaban. Unas quedaron para mi propia soledad. El segundo grupo exponía tanto dolor, que lloré junto a ellas para acompañar su tormento y comprenderlo mejor. Las terceras fueron perfectas para adornar el paisaje de mis sueños; por ello decidí dejarlas junto a mi cama. El cuarto grupo encajó en las marcas de las heridas porovocadas por ausencias en mi pecho. El quinto y anteúltimo grupo, se me desarmó entre los dedos y descubrí que su fragilidad se debía a su belleza. Por último, el sexto grupo, pertenecía a una familia de flores positivas. Es decir, hacían sonreir con su aroma puro y lleno de vida a quien lo quisiera así. Entonces, decidí que ese ramo era para regalar. A quien yo quisiera hacer felíz. O mejor dicho, a quien quisiera ser felíz. Y recordé, que un día me enamoré de las sonrisas. Y hoy encontré ese ramo y sigue tan fresco y hermoso como el primer día.

1 comentario:

emimx dijo...

Me encantó lo de responsable de tu rosa...muchas personas suelen olvidarla.

Si ves los archivos de mi blog creo que encontrarás cosas copadas. saludos!