jueves, 1 de noviembre de 2007

Serena Inhalación


Nadar. Nadar en aguas claras sin saber a donde voy. Se hace sueño, se hace dolor. Se confunde. Me confundo. Respiro; siempre respiro. Luego intento que el aire alcance y me hundo. Me hundo hondo. Hondo. Entonces floto. Flotando conmigo, cerrando los ojos; y abriendolos. Encuentro la pena, la acompaño, la acaricio. El dolor, no es malo, solo sufre. Acompaño a mi interior y a sus movimientos. Sus sonidos. Sintiendo. Siento mar. Gotas de agua mineral. La frescura, la frescura de mis ojos que todo lo ven en ese inmenso fondo hondo. Sigo sumergiendome, mas y mas. Brotan colores, pero todo sigue siendo cristalino. Y las voces... Siempre las escucho, pero esta vez rien; estan tranquilas. Tienen sueños tambien. Sienten las burbujas como yo las siento. Sienten las cosquillas. El aire se sigue desparramando en mi interior. Junto con las palabras y la música. Esa que renueva y sueña conmigo. Gira mi cuello y se alarga, formando un puente entre mi calma y mis nervios. Los invita a quedarse a verme flotando. Ven mi sonrisa y sonrien tambien. No saben porqué, pero lo hacen. El aire se va acabando, pero lo mantengo un poco mas; todo sea por soñar otro rato. Por la calma que esta conmigo. Ingrávida, dulce, pálida, completa, suelta, libre de mi. Soy libre, suelto los sueños que me ataron al dolor. Liviana. Me dispongo a emerger, a brotar como raíz enamorada y en la subida, mi aire se va alejando, para darle paso a uno nuevo. Uno que me deje nadar, en segundos, otra vez, placentera.

martes, 9 de octubre de 2007

Bombones


Bombones. Con envoltorios de colores. Con mensajes escondidos. Con dulce de leche. Con almendras. Con nueces. Con Chocolate blanco. Con crema. Con frutilla. Con mousse de chocolate. Con menta. Con coco. Con caramelo. Con café. Con avellanas.

Estoy inventando una caja en la que nunca se terminan.

martes, 15 de mayo de 2007

PC


Sin reemplazar ni cambiar sentidos, todo sigue como si nada malo existiera. ¿Y quién dice que existe? ¿Y quién dice que no? En definitiva, nunca hay comienzos ni finales definidos. Solamente, está el miedo a encontrarse con uno de ellos. "Si vas a empezar algo pensando en el final, mejor finalizalo en tu cabeza, e imaginate toooooda una historia, que tal vez, podría llegar, o no, a llevarse o traerse así" (pensé muchas veces). (¿Por qué muchos leen o escuchan la palabra "historia" y relacionan todo con el amor? [el amor de enamorados ¿no?]). Siendo un presente tan inexplicable, como común y normal, me dedico a confiarle mi vida a una computadora; porque las personas están, pero pasan por ella. Y no pienso en vacíos o faltantes, no necesito motivos, solo resuelvo encontrarme con lo que enfrento hoy. Y no es que enfrente de valiente, es simplemente que estoy y aparece. Una especie de "destino" (porque no creo mucho en él) presentable.

MI VIDA FRENTE A UNA COMPUTADORA, ES MAS QUE UN SIMPLE ESCRIBIR

No es que sueñe pelotudeces, es que encuentro demasiadas razones para sentirme a gusto. Y confío mis problemas, sin tirarlos sobre otro. No le entrego mis claves al aire, solamente, comparto misterios sin romper secretos. Y no se trata de escribir algo sin sentido por mística pura. Es, lograr un simple sentimiento en algo ajeno. Porque puedo hablar, sin mover los labios (aunque me relate a mi mientras escribo). No es "necesidad de...", es "agradecimiento por...". Y los malos días, están ahi para todos... Y los buenos también... Junto a los intermedios. Uno no es propenso a alguno en especial. Son las ganas de sentirse de una determinada forma lo que nos lleva al día en especial. Y a compartirlo o no con alguien.

Y cada vez que:

-Veo una pantalla
-Escucho una canción
-Encuentro una queja

Y algunos otros momentos mas, las caras aparecen, junto con los gestos.

No voy a repetir muchas veces lo malo.
Pero los agradecimientos si.

martes, 8 de mayo de 2007

Flores


Me quedé dormida. Comencé a soñar con un lugar totalmente solitario. Estaba lleno de árboles y montañas. Practiqué la subida con emoción. El sol me quemaba las pisadas, pero todo era bello. Me agaché para respirar del pasto y descubrí el color que sus frutos despedían. Junté flores y las agrupé según las sensaciones que me provocaban. Unas quedaron para mi propia soledad. El segundo grupo exponía tanto dolor, que lloré junto a ellas para acompañar su tormento y comprenderlo mejor. Las terceras fueron perfectas para adornar el paisaje de mis sueños; por ello decidí dejarlas junto a mi cama. El cuarto grupo encajó en las marcas de las heridas porovocadas por ausencias en mi pecho. El quinto y anteúltimo grupo, se me desarmó entre los dedos y descubrí que su fragilidad se debía a su belleza. Por último, el sexto grupo, pertenecía a una familia de flores positivas. Es decir, hacían sonreir con su aroma puro y lleno de vida a quien lo quisiera así. Entonces, decidí que ese ramo era para regalar. A quien yo quisiera hacer felíz. O mejor dicho, a quien quisiera ser felíz. Y recordé, que un día me enamoré de las sonrisas. Y hoy encontré ese ramo y sigue tan fresco y hermoso como el primer día.

sábado, 5 de mayo de 2007

¿Qué son tus días abrazables?


Despertar del sueño aireado, en esponjas de tu piel.
Soltar los pétalos de un encantador instante.
Extender las manos y saber que estás ahí.
Abrir los ojos y conocerte imaginativo.
Migajas de un nuevo fulgor.
Magia en pedacitos.
Dulce dolor que resquebraja mis centímetros de humanidad.
Mejillas en mi pecho.
Dulce respiración en la ventana y el techo.
Los colores se confunden con el sentimiento.
Morir en cada pensamiento tuyo.
Revivir a cada momento.
Entre pupilas y saliva.

jueves, 3 de mayo de 2007

Lunares


Una luna.

..Estrellas.

Luz y anda.

Resaltaba en ella un color tan pálido, como la piel de aquel cadáver que una vez había visto.

Sus pómulos, puentes de lejanas miradas; y los párpados... Encerraban una perdida decisión de no envolverse entre sombras de nada, ni de nadie... (nunca mas).

Cabello, apenas tapaba sus orejas; faltaba algo para que llegara a sus hombros. Eso le disgustaba, ya que ansiaba una larga cabellera... Como la recordaba.

Una pierna tapaba la otra. La rodilla y la “ante rodilla” (cosa que nunca supo como se llamaba realmente) también juntas.

Su mano derecha, rotaba dedos en su boca. Y también, hacía de reposo a su cabeza, sosteniéndola, por su cachete.

Su mano izquierda acariciaba el vidrio empañado de su ventana (grande), y dibujaba corazones, estrellas, árboles, letras... Como si algo de eso pudiera salir en algún rincón de su cabeza y la llevara hacia otro lugar. Sentada en su cama, por donde todas las noches observaba la calle, así... Como esperando que algo diferente suceda. Escribiendo también; escribiendo sobre su tristeza. Nunca (casi nunca), sus escritos trataban algo alegre. Solo su tristeza era el motor motivador a sus palabras.

Sus patéticos recuerdos, hacían que escribir fuera mas fácil.

Generalmente su entorno jugaba a escucharla... Pero ella sabía bien, que nadie entendía verdaderamente (como ellos afirmaban), lo que era su vida. Sus componentes, su pasado, su dolor, su tristeza (grande por cierto), sus dificultades, sus sueños (palabra importante en su diccionario personal)... Su vida. Era demasiado fácil confundirla con una traumada de actuación. Eso se debía a su ciclotimia constante. Podía pasar de una risa alterada, a un llanto eterno y desesperado en un abrir y cerrar de ojos.

Cada persona que la conocía, sin distinción, la tildaba de rara (ya sea en el bueno o en el mal sentido) y de súper poderosa. Pero eso se debía a su gran campo de fuerza, que ella misma generaba entre “la gente” y su persona. Su temor hacia el resto de las personas, era tan grande, que hasta llegaba a hacer como que todo le daba igual para generar una situación calma frente a otros. Eso la dejaba, constantemente, en una posición diferente. Como si le gustaran las personas. Cosa que era totalmente incierta. Mientras menos gente había, mas tranquila estaba.

MIEDO AL DOLOR:

LA GENTE LASTIMA + ESO TRAE DOLOR = NADA DE GENTE

Su soledad, en algunos momentos, había alcanzado un nivel tan grande... Eran como momentos en los que, verdaderamente quería estar sola en el mundo. El aire se agotaba. No podía compartirlo con nadie. Soledad para vivir.

De ahí, que ella sabía que nadie conocía realmente su existir.

Solo sus escritos, sus dibujos, sus pensamientos, su ventana y sus lágrimas; sabían con certeza, lo que había en su interior.

Lágrimas.

Otra vez largaba a llorar. Nada era mas personal para ella que su llanto.

Como si pudiera respirar de él. Como si le diera vida.